lunes, 16 de febrero de 2015

Diálogos Memorables, Entre Escaques



[…]

- Es bonito, está bien. Me parece muy correcto.
Deposita un puñado de hojas sobre la mesa.
- Gracias.
- De todas formas, esto es sin lugar a dudas una gran mierda. Nos conocemos bien, sabes que sería perfectamente capaz de saber que todas estas palabras son tuyas y que sin embargo ninguna te pertenece. Eres cuidadoso, incluso para esto, has utilizado deliberadamente el sinónimo adecuado de cada uno de los términos para no exponerte más de la cuenta. Hablas mucho y no dices nada.
- Nunca te ha faltado razón y no será hoy el día en el que eso cambie, aun así no nos hemos reunido para divagar sobre la raíz de mis errores. Dime, ¿qué opciones tengo?
                Como siempre, e4 – e5, Cf3 – Cc6.
- ¿Alguna vez te has parado a pensar por qué nunca jugamos con reloj?
- Me resulta innecesario, a ambos nos sobra el tiempo. El propio elemento, su existencia, distracción.
- Eso no responde a mi pregunta, pero no te preocupes, era premeditada. Tan solo te he preguntado si alguna vez te habías parado a pensar en ello. ¿Lo habías hecho?
- Hasta hace dos minutos, nunca.
- Ahí tienes tu respuesta. Sabes cosas en las que nunca piensas, al igual que piensas en muchas cosas que no sabes. Nunca me has dicho “qué bien me lo he pasado esta tarde” y sin embargo me permito deducirlo, pues hablarlo contigo me resulta innecesario. Como el reloj.
- ¿Me estás pidiendo que lo tire a la basura?
- Eso es. Ahora bien, ¿alguna vez te has parado a pensar en el significado de un abrazo? ¿Te verías capaz de sintetizar estos veinte párrafos en un gesto tan simple?
- Sí y no, respectivamente.
-  A veces me pregunto cómo no puedo ganar a alguien tan inútil como tú. Siento no poder darte una respuesta, no obstante seguiré ayudándote a encontrarla.

- Eres un genio. Gracias.

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