sábado, 27 de septiembre de 2014

¡Cuanto peligro!

Aquella tarde me preguntaste por qué no me dejaba amar, llegó la noche y no dormí.


Me era imposible dejar de pensar en qué me había distraído de la vida hasta tal punto. Puede que aquella noche encontrara la respuesta, nadie lo sabe.

Sin embargo, estuve seguro de algo, el miedo era palpable. ¿Quién soy yo para obviar algo tan simple?, obviar aquello que existe para protegerme sería irracional, o al menos lo debió ser hasta entonces.

 Amaneció, las nubes formaban un gran techo gris y una ligera lluvia acompañaba aquella escena. Sentí ese extraño vacío, de haber tocado suelo milímetros antes de llegar a la cima. Sorprendente, quizá eso fuera realmente la cima. Ser consciente de lo infranqueable que es la realidad, esa que hace imposible tomar dos caminos al mismo tiempo, la que decide el desenlace del resto de tu vida en base a pequeñas decisiones.

¡Qué injusto!, jugar. Jugarse al azar el destino, tratando de elegir lo mejor posible esa opción que marcará el futuro. Condicionarte, en cierta medida, arriesgar. ¿Arriesgar a cambio de qué? Puede ser éste un interesante punto de inflexión, en última instancia, a mayor beneficio, mayor riesgo, y un mayor riesgo implica un miedo también mayor. Esto reduce las posibilidades de obtener beneficio, pero también las de sufrir las consecuencias de un error.


El papel de la experiencia, el de haber aprendido qué riesgos merece la pena asumir y qué otros no. O mejor dicho, qué riesgos sería una locura asumir. Dime, ¿no es de por si una locura frenarse a obtener algo que se desea? "No, claro, es algo racional, un criterio seguido por toda la sociedad, tan solo tienes una vida. Piensa, reflexiona, no te la juegues.". Vaya, aun así seguiré creyendo que adaptarse a una sociedad enferma, no te convierte en alguien sano. Sin embargo, siendo consciente del error que suponen las decisiones tomadas, lo seguiré haciendo pues no hay nada tan, y tan poco racional como el miedo. El miedo a dejarse amar. En conclusión, a amar y dejarse ser amado.



-Lawr

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